viernes, 26 de diciembre de 2008

Me voy

Estoy bajo tierra pero no estoy muerta. Me he enterrado a mí misma por voluntad propia, porque quiero dejar de caminar sobre este mundo cruel y egoista.
Estoy esperando a que las cosas cambien. Sí, ilusa decís. Y qué razón tenéis al insultarme desde la superficie, al patear el suelo para molestar mi descanso, al decirme que estoy loca.
Estoy loca porque aún confío en que todo estalle y volvamos a empezar de nuevo. Vosotros os reís ante mi idea pero desde debajo de vuestros pies, yo también estallo en carcajadas al contemplar la ignorancia en la que vivís. Pero dicen que los tontos son felices, imagino que eso es lo que ganáis frente a mí, que ya no reprimo las lágrimas, que me muerdo los labios de impotencia, que hundo mis sucias uñas llenas de tierra en la palma de mis manos.

Todo cambiará. Reventaremos. Explotaremos. Desapareceremos. Seremos invisibles partículas flotando en el vacío. Y entonces será demasiado tarde para rectificar. Es más, creo que ya es demasiado tarde para rectificar.

¿Alguien quiere venir conmigo? Aún hay sitio entre pozos de petróleo y túneles del metro...

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Odio

Normalmente suelo alejarme del sentimiento del odio. Creo que es un malgasto de energía, un desperdio de tiempo, no merece la pena odiar a nadie porque no se consigue nada bueno a cambio, ni tampoco nada malo para el objeto de tu odio. Sí, soy de esas personas recalcitrantes que te dirán eso de que "el odio te pudre por dentro" pero es que ¡creo que es cierto!.

O al menos lo creía.

Porque siempre, siempre, SIEMPRE, aparece esa persona que consigue sacarte de tus casillas, que te hace rechazar tus principios, que te descoloca, que hace que salga lo peor que hay dentro de tí. Y sí, me he topado con esa persona. En realidad hace años que la tengo delante pero ha sido en estos últimos dos meses cuando me he dado cuenta de su maldad, de sus malas intenciones, de su egoismo, de su amargura, de su hijoputismo. Porque el insulto que más veces al día le dedico mentalmente es "pero qué HIJA DE PUTA eres".

Con lo cual en estos días mi meta diaria es lograr mantenerme serena ante, por lo visto, su inevitable presencia. No quiero que vea que me descoloca, ni quiero que me vea enfadada ante sus actos y sus palabras.

Necesito invocar de nuevo a la Reina de Hielo que siempre he sido