Sentía que mis mejillas ardían y cada vez creía más la furia en mi interior. Deseaba sacar de mi toda la violencia que estaba generando y tenía la sensación de que un chorro de fuego me saldría del centro de la frente en cualquier momento. Mi mirada mostraba el cabreo generalizado que sentía y empezaba a darme cuenta de que la gente me miraba con extrañeza así que decidí dejar que el aire frío del otoño me diese en la cara para ver si me relajaba.
Salí al exterior y mi piel se vio aliviada ante el descenso de temperatura, aunque miraba sin mirar y hablaba a la gente sin prestar atención, ignorando incluso las hojas amarillas de los castaños de Indias que caían a mi alrededor, pisando la hojarasca sin prestar atención al crujido que producía el peso de mi pie sobre ella.
Entonces, de repente sentí algo en mi mano derecho. Miré y ví a una niña de unos dos o tres años, china, con dos coletas, que había introducido su manita entre mis dedos y me agarraba con suavidad y confianza. Me sonrió, mostrando sus dientecitos blancos y aún irregulares, y me dijo con voz aguda:
- Quiero flores rojas.
La sonreí e hice realidad su deseo.
Catatanemak
Hace 3 años
2 consuelos:
¡Era lo mejor que podía decirme alguien sobre el poema! ¡'Al más puro estilo de Poe'! ... Cómo le admiro... ^^
Jiji me hace gracia la niña china... ¿Se debía a algo ese cabreo?
Ains, se nota que eres madrileña... :P ya te diré por qué.
¡Te quiero! :)
Te la presento con mucho gusto, es algo invisible y puede que asuste un poco, pero espero que te pueda ayudar con tu problema :)
SUERTE!
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