He perdido la cuenta de los días, semanas, meses, años, siglos que llevo arrastrándome aquí dentro. El olor a putrefacción ya se ha convertido en algo cotidiano, la humedad casi es hasta reconfortante y las ratas se han convertido en silenciosos testigos de mi deambular por los túneles oscuros, a veces anchos, a veces estrechos, pero siempre llenos de inmundicia.
No camino con mis piernas, sino que me arrastro haciendo impulso con los brazos, dejando tras de mí el leve rastro de sangre que dejan mis rodillas despellejadas. Mis cabellos han crecido, caen frente a mi rostro y rozan el suelo sucio. Estoy pálida por la falta de luz y escuálida por la escasa alimentación... el odio no engorda...
De repente, un día veo una luz brillante que me obliga a entornar los ojos. Mi primer instinto es alejarme, como hacen las ratas y yo he aprendido de ellas, pero después, poco a poco, me arrastro hacia esa marca luminosa en el suelo, y pongo mi mano sobre ella. Es cálida...
Miro hacia arriba y veo una escalera que conduce a una salida, por la que entra el rayo de sol. ¿Qué debo hacer? ¿Permanecer aquí abajo, sola, en un entorno hostil, consumiéndome en mí misma? ¿O sería mejor intentar encontrar otro modo de vivir? Mi corazón me impulsa hacia arriba, parece hasta dar saltos hacia la luz...
Lentamente me incorporo hasta que me agarro a las escaleras y subo lentamente, escurriéndome a veces, dejando atrás la suciedad, la inmundicia y la oscuridad, mientras me acerco a la luz y al calor que me deslumbran. ¿Qué voy a encontrarme cuando llegue arriba?
Catatanemak
Hace 3 años
1 consuelos:
Sólo espero que al salir nadie te obligue a bajar de nuevo con su actitud a ese oscuro agujero. Te quiero (:
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