lunes, 22 de noviembre de 2010

Maneras

¿Es que no vas a ofrecerme una dáliva sangrienta? Porque no veo los cristales clavados en tu brazo ni tu sonrisa enloquecida...

¿Tampoco vas a cruzar océanos de tiempo para encontrarme? Aún te estoy esperando, acariciando un lobo blanco...

¿Y cuándo te vas a volver loco porque no puedes solucionar mis problemas? No te veo desesperado al contemplar mis lágrimas...

¿No vas a esperarme bajo la lluvia cuando salga de trabajar? Estoy muy cansada y verte empapado por mí me haría sonreir...

Si no vas a hacer todas estas cosas, si no te va a inflamar la pasión, si no vas a perder la cabeza por mí, si no vas a vivir esto con la máxima intensidad... Si te vas a limitar a unas tibias carantoñas, a las frases hechas y a la rutina amorosa establecida por la sociedad...

¡Vete! ¡Lárgate! ¡No es a ti a quien busco!

4 consuelos:

Carlos dijo...

Bueno, como discurso de bienvenida, digamos que no es muy hospitalario, tal vez el punto pase por dejar que las cosas ocurran, porque sí, inesperadamente, y tal vez algún día, a la salida del trabajo, veas que te está esperando con tu paraguas azul a cuadros.

La vida es un misterio.

Laura dijo...

El problema surge cuando buscas pasión y sólo encuentras tibieza... La paciencia se me acaba y entonces prefiero volver a empezar de cero. Puede que no sea la opción más conciliadora pero la prefiero a la frustración.

Gracias por pasar por aquí, ¡un abrazo!

Tonet dijo...

...me gusta tu inconformismo...estoy deacuerdo en que la frustración ni es saludable, ni es digna.
mmmm la pasión...gran palabra...
Un abrazo

Laura dijo...

Exacto, llega un momento en una misma sabe que no hay por qué conformarse con aquello que no te conmueve. Y a mí lo que me conmueve es la pasión y los sentimientos a flor de piel.

Un abrazo, Tonet.